FOTIOS MALLEROS KASIMATIS

 

 (1914-1986)

 

 

 

Fotios Malleros nació en Esmirna, la antigua Jonia, tierra de resonancias clásicas, en donde germinó el genio griego que tan brillantemente fructificó en Atenas, y murió en Santiago de Chile, última frontera de nuestra Civilización, que hunde sus raíces en la antigua Hélade. El inicio trágico del periplo que habría de traer a nuestro solar a Don Fotios Malleros -la Catástrofe de Esmirna de 1922, la Segunda Guerra Mundial después- se trocó en afortunadas circunstancias para la vida académica de nuestro país. En efecto, su intensa actividad intelectual -se graduó en la Universidad de Atenas como Filólogo e Historiador-, su vigorosa personali dad, su tenacidad y su profundo amor por la cultura griega, rindieron grandes frutos: en 1948, gracias a gestiones del recordado Prof. Don Juan Gómez Millas, es contratado por la Universidad de Chile, para dictar cursos de lengua e historia griegas, introduciendo en nuestro país una materia hasta en tonces desconocida: los estudios bizantinos; en 1951 publicó el libro El Imperio Bizantino, 395-1204, primer manual de Historia Bizantina publicado en América Latina, reeditado en 1987 gracias al trabajo de dos de sus discípulos, Héctor He rrera y Alejandro Zorbas; en 1951, reconociendo sus méritos académicos y su aporte indiscutible a la vida intelectual del país, fue condecorado por el Gobierno de Chile con la Orden al Mérito Bernardo O`Higgins; en 1968 fundó el Centro de Estudios Bizantinos y Neohelénicos que hoy lleva su nombre en la Universidad de Chile, instituto único en su género en Latinoamérica, siendo su actual Director el Prof. Miguel Cas tillo, también formado por Don Fotios Malleros.

Quienes no tuvimos el privilegio de conocer personalmente a Don Fotios Malleros, hemos podido hacerlo no sólo leyendo sus escritos sino también a través del emocionado recuerdo que de él hacen sus discípulos nombrados más arriba. Como señaló Julián Marías, en la vida intelectual es el hijo el que reconoce al padre, es decir, el discípulo al maestro; a pesar de la distancia temporal, así, reconocemos en Don Fotios Malleros a una padre intelectual, un verdadero maestro, cuyos discípulos son ahora, a su vez, nuestros maestros, continuando y enriqueciendo su legado, esencia de la vida académica universitaria.

 

 

José A. Marín R.

Enero 1995.