LOS GODOS ENTRAN AL IMPERIO ROMANO
Se despacharon numerosos agentes, encargados de procurar medios de transporte a ese pueblo feroz. Se tuvo buen cuidado en que ninguno de los futuros destructores del Imperio Romano fuese atacado por enfermedad mortal, ni se quedase en la otra orilla... ¡y todo ese cuidado, toda esa confusión, para terminar en la ruina del mundo romano!
Ammiano Marcelino, en: Le Goff, J., La Civilización del Occidente Medieval, Trad. de J. de C. Serra, Ed. Juventud, 1969 (Paris, 1965), Barcelona, p. 36.