TESTIMONIOS ACERCA DEL DESTIERRO
SAN JERÓNIMO, EP.VI, A JULIÁN, DIÁCONO DE AQUILEYA (374)
Aquí donde estoy ahora, no sólo ignoro lo que pasa en nuestra patria, mas ni siquiera sé si existe todavía.
En: Huber, S., Cartas Selectas de San Jerónimo, Trad. de S. Huber, Ed. Guadalupe, 1945, Bs. Aires, p. 135.
SAN JERÓNIMO, EP. XVI, A DÁMASO, PAPA (376-378)
2. Pues yo, como en otra carta os escribí, recibí en Roma la vestidura de Cristo, y ahora vivo en los desiertos de Siria, en la vecindad de los bárbaros. No penséis que otro me condenó a este destierro: yo mismo me impuse la penitencia merecida por mis pecados.
En: Huber, S., Cartas Selectas de San Jerónimo, Trad. de S. Huber, Ed. Guadalupe, 1945, Bs. Aires, p. 182.
EPÍSTOLA A DIOGNETO, V, 5
Habitan sus propias patrias, pero como forasteros, toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extraña es para ellos patria, y toda patria tierra extraña.
En: Padres Apostólicos, trad. de D. Ruiz, BAC, 1950, Madrid, p. 850. También en: Huber, S., Los Santos Padres, vol. I: Sinopsis desde los tiempos apostólicos hasta el siglo VI, Ed. Descleé de Brouwer, 1946, Bs. Aires, p. 180; Cruz, N., "Relaciones cristiano-Imperio Romano: siglos I, II y III (Docs.)", en: RHU, 8, 1987, p. 116; Gilson, E., Las Metamorfosis de la Ciudad de Dios, Trad. de B. Agüero, Troquel, 1954 (Lovaina, 1952), Bs. Aires, p. 32; Quasten, Patrología, vol. I, Trad. de I. Oñatibia, BAC, 1977-1978, (Bruselas, 1950-1960), Madrid, p. 247.