LA MARAVILLOSA CASA DEKANEA
Hay allí una casa junto al hipódromo orientada al norte, de maravillosa altura y belleza, que se llama Dekaenneakubita, nombre que ha tomado no de la realidad, sino por causas aparentes; deka en griego equivale a diez en latín, ennéa es nueve, kubita se refiere a las cosas inclinadas o curvadas, viene del verbo cubare. Y es, por tanto, porque en la navidad según la carne de Nuestro Señor Jesucristo (25 de diciembre) se preparan diecinueve mesas. En ellas cenan el emperador, los paramentos y los invitados, pero no sentados como en los otros días, sino recostados; en aquellos días se sirve no en vajillas de plata, sino sólo en las de oro. Después de la comida fueron traídos los pomos en tres vasos de oro que, por su enorme peso, no son portados por manos humanas, sino en vehículos cubiertos de púrpura. Dos son colocados sobre la mesa de este modo. A través de unos orificios abiertos en el techo, tres cuerdas cubiertas con pieles doradas son intercaladas con anillos de oro que, puestos en las asas que sobresalen de los vasos, con la ayuda de tres, cuatro o más hombres, son levantados sobre la mesa por medio de un ergalion giratorio, que está sobre el techo, y del mismo modo son retirados.
(Liutprando de Cremona, Antapodosis, Libro VI, 8, en: Liutprando di Cremona, Italia e Bisanzio alle soglie dell’anno mille, ed. a cura di M. Oldoni e P. Ariatta, Europía, 1987, Novara, pp. 195. Trad. del italiano por Paola Corti B.)