HIMNO SIRÍACO DE LA CATEDRAL DE EDESSA (s. VII)

 

¡Oh, Tú, la Esencia que resides en el Templo Santo, donde de Ti procede la gloria por naturaleza!

¡Dame la gracia del Espíritu Santo para hablar del Templo de Edessa!

Bezaleel fue quien, instruido por Moisés, erigió el Tabernáculo para que sirviera de modelo.

Son Amidonius y Asaph y Addai quienes construyeron para Ti en Edessa el templo glorioso.

En verdad, en él han representado los misterios de tu Esencia y de tu Plan (de Salvación).

Y el que lo observa minuciosamente se llena de admiración al verlo.

En efecto, es algo realmente admirable que en su pequeñez sea tan parecido al vasto mundo.

No por las dimensiones, sino por el tipo: está rodeado por las aguas, igual que el Mar (rodea al mundo).

Además está adornada con mosaicos de oro, así como el firmamento lo está por estrellas brillantes.

Su elevada cúpula es comparable al cielo de los cielos.

Es como un casco, y su parte superior reposa sólidamente en la inferior.

Sus arcos, anchos y espléndidos, representan las cuatro partes del mundo.

Por otra parte, debido a la variedad de los colores, reúnen en sí al arco glorioso de las nubes.

Otros arcos lo rodean, como si fueran salientes rocosos que coronan la cima de una montaña.

Es sobre ellos, y en ellos y por ellos que la cubierta entera junta con los arcos.

Sus mármoles se parecen a la Imagen no hecha por mano de hombre, y sus muros están armoniosamente revestidos.

Debido a su blancura y pulido son tan esplendorosos que absorben en sí la luz, como el sol.

Se ha puesto plomo sobre la cubierta, para que no fuera dañada por las lluvias.

No se ha utilizado en absoluto madera en su cubierta, y aunque parece fundida (de metal) es toda de piedra.

Está rodeada de magníficos patios, con dos pórticos de columnas.

Representan las tribus de Israel que rodeaban el Tabernáculo de la Alianza.

A cada lado posee una fachada idéntica, pues el tipo es el mismo en las tres.

Del mismo modo que una es la forma de la Santísima Trinidad.

Además, brilla en el coro una única luz, por las tres ventanas que allí se abren.

Anunciándonos el misterio de la Trinidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Además, la luz de los tres lados entra por ventanas numerosas.

Representan los Apóstoles y Nuestro Señor y los profetas y los mártires y los confesores.

En el centro se ha colocado un podio, a modo del Cenáculo de Sión.

Y debajo de él hay once columnas, como los once apóstoles que allí se habían reunido.

La columna situada detrás del podio representa, por su forma, el Gólgota.

Encima de ella se ha fijado una cruz luminosa, como Nuestro Señor entre los ladrones.

Más aún, se abren a ella cinco puertas, a la manera de las cinco vírgenes.

Y a través de éstas entran los fieles con gloria, como la legión espléndida de las Vírgenes (sabias).

Las diez columnas que sostienen el Querubín de su coro representan

los diez apóstoles que huyeron torpemente en el momento en que Nuestro Salvador fue crucificado.

La forma de los nueve peldaños colocados en el coro, así como el trono, representan el Trono de Cristo y los nueve órdenes de ángeles.

Elevados son los misterios de este Templo en lo que concierne a los cielos y la tierra; en él se representa "típicamente" la Sublime Trinidad, así como el Plan de Nuestro Salvador.

Los Apóstoles, que son sus cimientos en el Espíritu Santo y los profetas y mártires, se representan típicamente en él.

Que su memoria pueda estar en lo alto, en los cielos, por la plegaria de la bendita Madre.

Que la sublime Trinidad, que ha dado la fuerza a los que lo han construido,

pueda guardarnos de todo mal y librarnos del dolor.

 

(En: Yarza, J., et alt., Textos y Documentos para la Historia del Arte, II, Arte Medieval, I, Edad Media y Bizancio, Ed. Gustavo Gili, 1982, Barcelona,  pp. 37-40. v. tb. Mc Vey, K., "The Domed Church as microcosm: literary roots of an architectural symbol", en: Dumbarton Oaks Papers, 37, 1983, p. 95.)