CEREMONIAL IMPERIAL EN EL PALACIO DE LA MAGNAURA

 

"Hay en Constantinopla una casa, contigua al palacio, de maravillosa grandeza y belleza, que por los griegos es llamada Magnaura, casi gran aura, con la "v" puesta en el lugar de la "digamma". Constantino hacía así preparar esta casa ya para los emisarios de los Españoles, que entonces habían recién llegado, o para mí y Liutifredo. Delante del trono del emperador había un árbol de bronce, pero dorado, cuyas ramas estaban llenas de aves igualmente de bronce y doradas de diverso género, que según su especie emitían el canto del más variado tipo. El trono del emperador estaba dispuesto con tal arte, que en un momento parecía en el suelo, luego más alto, y repentinamente sublime, y lo custodiaban, por así decir, leones de inmensa grandeza, no se sabe si de bronce o madera, pero recubiertos de oro, los que golpeando la tierra con la cola, abierta las fauces, emitían rugidos con las móviles lenguas. Es a esta casa a la que fui llevado ante el emperador sobre las espaldas de dos eunucos. Y si bien a mi llegada los leones emitieron un rugido, y las aves cantaron según su especie, no fui conmovido ni por temor, ni por admiración, porque de todas estas cosas había sido informado por quien bien las conocía. "Inclinándome hacia adelante por tres veces adorando al emperador alcé la cabeza y aquel que antes había visto sentado, elevado por sobre la tierra de manera mesurada, lo vi luego revestido de otras vestimentas y sentado cerca del cielo de la casa; cómo ello sucedió no lo puedo pensar, sino porque tal vez haya sido elevado hasta allí por un ergálion (árgana), con el cual se levantan los árboles de las prensas. Entonces, su boca no pronunció ninguna palabra, ya que, aunque lo quisiese, la grandísima distancia lo hacía inconveniente, sino que mediante el logoteta me preguntó acerca de la vida y salud de Berengario. Habiéndole consecuentemente respondido, a la señal del intérprete salí y me retiré rápidamente al hospedaje que me había sido concedido".

 

(Liutprando de Cremona, Antapodosis, Libro VI, 5, en: Liutprando di Cremona, Italia e Bisanzio alle soglie dell’anno mille, ed. a cura di M. Oldoni e P. Ariatta, Europía, 1987, Novara, pp. 193 y s. Trad. del italiano por Paola Corti B.)