La tensión entre Civilización y Barbarie, entre centro –donde transcurre y se hace la Historia- y periferia –al margen de la corriente histórica-, acompaña al mundo romano desde su misma formación; de hecho, la obra cultural de Roma se realiza históricamente sobre territorio bárbaro, el cual es incorporado mediante la Romanización, esto es, la integración al ser histórico latino. Así será, al menos, hasta el momento en que el Imperio no pueda continuar su expansión, cosa que ocurre en el s. III como ya dijimos. El contacto con la barbarie, pues, constituye un problema secular de Roma y, en cierta manera, consustancial a su historia; por tanto, no debemos considerar las llamadas “invasiones” de los siglos cuarto y quinto como un capítulo aislado, y menos como un hecho sin precedentes.